Exposiciones

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La Muerte de Un Torero: 3 ensayos sobre el espacio

Marzo 2023

Pareciera que la imagen de la casa fuese la topografía de nuestro ser íntimo.
–Gaston Bachelard

Islera fue el nombre de la última vaca brava asesinada en España por parir a un toro que mató a un torero. La práctica de hacer escarnio sobre la madre —que a la distancia deja ver su soberbia y sexismo— era una estrategia común para salvar la reputación de las casas ganaderas y servía como consuelo por la pérdida de un matador ante el vigor de estas bestias. A modo de homenaje, la muerte de Islera sucedida en 1947 funciona como detonante para nombrar un espacio de experimentación y difusión artística articulado y auto-gestionado por un grupo de mujeres jóvenes en el corazón del barrio de La Merced.

La sede es una casa familiar reacondicionada que aún conserva mucho de su pasado como lugar habitable. La operatividad de esta iniciativa independiente está profundamente vinculada con las dinámicas de La Merced, que la continúan posicionando como uno de los espacios más importantes de intercambio comercial de la Ciudad de México. ¿De qué manera se inserta un proyecto de este tipo en un territorio que resiste la gentrificación a la que se someten otras zonas aledañas de la ciudad en los últimos años?

La muerte de un torero: 3 ensayos sobre un espacio, vuelve la mirada sobre la casa ubicada en Adolfo Gurrión 118 para compartir con sus públicos reflexiones sobre su devenir y, a la vez, para abrir la pregunta sobre lo que significa habitar espacios ajenos. Cada habitación, cada rincón y cada objeto abren la puerta a múltiples memorias –propias y ajenas–. Tras 3 años de actividad, Islera invitó a tres artistas: Sofía Hinojosa, Michelle Sáenz Burrola y Sara Vargas, y a tres curadorxs: Jaime González Solís, Ana Sampietro y Fernanda Dichi, a proponer una reflexión en torno a la idea de habitar y apropiarse de un espacio.

Este ejercicio utilizó como norte la intuición. Su resultado fueron una serie de desbordes de imágenes, memorias y huellas que exploran los límites del lenguaje, el cuerpo y la cartografía, para dar cuenta del brío de Islera. La experimentación, la resistencia de dinámicas barriales y la colaboración se asemejan a aquella vaca brava, que murió en reivindicación de la vitalidad y osadía de su propia cría.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mapeo de Dibujo 2022

Octubre 2022

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Segundo Mapeo de Dibujo en Islera tuvo como invitada curadora a la artista Isabel Rivera Torres.

Participaron lxs artistas: Anahí H. Galaviz, Maries Mendiola, Lo que trajo el camión de la basura, Dozegirl, Iztiar Giner, Monica Quant, Isabel Huerta, Bere Medina, Monserrat Vázquez, Daniela Guzmán, Alejandra Contreras Sieck, Gabriela Fraga, Delilirium Candidum, Gala Navarro, Tania Bello, Natalia Rodriguez Caballero, Enero y Abril, Shakti González, Sofía Moreno, Marian Roma, Atenea C.B, Yokebed Islas, Valentina Guerrero, Caronila Castro, Amaya Giner y En Ceros.

Extraño Pez de Plástico

Septiembre 2022

Extraño pez de plástico es un proyecto de la artista Catalina Gris, el cual, a través de la pintura, sus elementos y materialidad, problematiza en torno a la vida urbana, los procesos de producción plástico-pictóricos y el impacto ambiental que éstos propician.

Islera se congratuló en presentar esta colaboración conformada por treinta pinturas en diferentes formatos, que a través de la contraposición de materiales industriales, como el óleo y el acrílico, con materiales sustentables como telas ecológicas y tinturas naturales, dan cuenta de lo que implica pintar en nuestra contemporaneidad y toma una postura ante la catástrofe ambiental que acecha.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Enstasis

Junio 2022

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esta muestra recurre al textil como medio principal, y particularmente a la técnica del gobelino, la cual encuentra su origen en el París del siglo XV.
Las imágenes creadas del telar de Violeta Ortega han sido producidas espaciadamente a lo largo de un periodo de tres años. Éstas, en su mayoría de carácter abstracto, surgen de sucesos luminosos, inciertos o desafortunados, y reflejan etapas metamórficas que, aunque a veces parezcan distantes y ajenas entre sí, se integran las unas a las otras de forma armónica a través de la subjetividad de la artista. Presentadas en conjunto, aparecen como el rastro de un proceso infinito, introspectivo y de transformación.
Por medio de esta exposición que toma el nombre de “Enstasis”, el cual refiere al estado de éxtasis a partir de la contemplación de una misma, Violeta Ortega Navarrete propone un mapeo interior cuya esencia reposa en diferentes estadíos del autodescubrimiento y la reconfiguración personal. Aquí, las texturas evocan el reino de lo orgánico, y los colores rosáceos, lilas y púrpuras funcionan como vehículos de serenidad, luz y armonía. Las visiones materializadas en estas obras surgen de un estudio minucioso, quizá contemplativo, de la propia alma de la artista y de las experiencias que ha vivido durante estados profundos de meditación. Estas interacciones se ven reflejadas en las secuencias repetitivas de gestos pacientes y cuidadosos que son decisivos para el conjunto final.
En el marco de este proyecto, Violeta explora su propio saber hacer artístico reivindicándolo como un espacio que surge de ella, y que afianza su propio yo. Este funciona como un refugio en el que la artista reformula vivencias a su propio ritmo, aceptando dolores, integrando cambios elegidos o forzados, y resignificando las experiencias humanas más incomprensibles:
la pérdida y la ausencia –incluso de sí–, o simplemente el peso y la liviandad de la impermanencia. Cada hilo y cada punto representan pequeños pasos de auto-reconstrucción y una manera de integrar lo vivido y lo sentido en un proceso que conjuga a la vez instrospección, creación y experimentación.

Quema de Judas

Abril 2022

Durante la primavera de 1949, en el tercer número de la publicación Espacios. Revista de Arquitectura y artes plásticas, Diego Rivera ahondó en el tema de la Quema de Judas. En dicho artículo, el pintor resaltó la importancia de esta tradición por ser un ejemplo de la cultura plástica mexicana que potencializa la producción artística, fomenta su democratización en términos de creación y consolida a la comunidad a partir de la quema como acto de purificación.

Se cree que el origen de la Quema de Judas está enlazado con las fiestas religiosas de las Fallas de Valencia y los Judas mallorquines realizadas durante Semana Santa, ya que presentan similitudes entre sí. Entre éstas destaca la crítica social y política mediante la destrucción de un muñeco que encarna el mal, la corrupción, etc. Tanto en España como en otros países de América Latina dichas representaciones estaban hechas de forma desenfadada con trapos viejos. Sin embargo, en México, éstas adquirieron un estatus de obra artística debido a la diversidad en tamaños y materiales, así como a la maestría con la que eran ejecutadas.

Lxs artistas participantes, seleccionadxs por convocatoria e invitación, en esta muestra fueron: Adriana Barrientos, andrea sabina, are.TT.a, Auuris, Delilirium Candidum, Floria González, Gallo de Oro, Greta Pruneda, Isabel Rivera Torres, Itala Aguilera, Mafer Vicencio, Mariana Gómez Maqueo, Miguel Ángel Uribe, Mónica Quant, Shakti González, Tabata Bandin,  Tamara D. Tamayo y Trilce Zúñiga Loya.

En un sentido de homenaje a esta tradición, Islera gestionó una exposición colectiva que reúne proyectos que, a través de la noción de catarsis, la confrontación con los propios demonios y la autorrepresentación busca tender puentes entre la tradición de la cultura plástica mexicana y la producción de arte contemporáneo local. Además de la difusión y preservación de la Quema de Judas, esta exposición tiene como objetivo convocar a unirnos en comunidad para destruir todo aquello que nos aqueja y liberarnos ¡Qué arda!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bajo sombras, entre flores

Febrero 2022

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Bajo sombras / entre flores” nos invita a la exploración de un territorio melancólico y aparentemente sombrío, que continúa viviendo a través de los recuerdos que florecen encada uno de sus rincones, retomando el control de un espacio que alguna vez vio transcurrirlas vidas de sus habitantes. Las escenas representadas en cada obra de Ariadna son el producto de reminiscencias personales y de visiones ajenas que hizo suyas al recuperar un archivo familiar. A partir de estos elementos, la artista reconstituye la vida pasada de la casa de su abuelo, lugar que toma como punto de partida para formular una reflexión acerca del deterioro y de la destrucción como detonantes de memoria, y como fuentes de una nueva vida materializada a través del acto creativo

Húmedas y rechinantes, las puertas de la casa se abren ante nosotros para invitarnos a deambular por un espacio en el que nos encontramos únicamente acompañadxs de presencias al inicio inquietantes, pero que al final del recorrido resultarán familiares. Apariciones de flores marchitas conviviendo con vegetación invasora se entremezclan con manchas oscuras, escurrimientos, muros y muebles carcomidos: son los nuevos protagonistas que reemplazan a posibles sujetos humanos, recordados o imaginados. El vacío nos envuelve y deja lugar a los sentidos. Las texturas sin reserva, conjuntadas con una paleta confortantemente clásica, manifiestan las huellas de procesos naturales que hacen eco en nuestra memoria sensorial, así como a los muros que hoy albergan estas obras.

De un cuadro a otro, nos volvemos poco a poco los personajes, por momentos intrusos, de una atmósfera mística que nos hace oscilar entre ausencia y presencia, luz y oscuridad, memoria y olvido. La división entre lo que es, lo que fue y lo que no fue, se vuelve turbia. De esa misma forma es que entendemos la idea de memoria: como algo abstracto y fácilmente deformado por subjetividades que hacen de ella algo cambiante e incierto. Al mismo tiempo, apelamos a ella para definir de manera contundente las identidades que adoptamos como ficciones fundadoras.

Recurriendo a capas de color, transparencias sobrepuestas, y la representación de objetos que evocan lo que hubo – que es por ende lo que falta–, el trabajo de la artista aporta materia a lo etéreo, imitando el proceso que vivimos al recordar. Las visiones de las que participamos en esta exposición se inscriben dentro de una tradición creativa que desde siglos atrás busca los medios para exaltar la belleza y el poder de la decadencia. Con su pintura, Ariadna San Vicente hace del tiempo algo flexible,y nos recuerda que los sentidos y la memoria también lo son.

Mapeo de Dibujo 2021

Octubre 2021

El Mapeo de Dibujo surge como una propuesta que busca investigar, explorar y apreciar el dibujo, utilizando la construcción de un mapa como estrategia curatorial.

Iniciativa de la artista y gestora Trilce Zúñiga Loya, el primer Mapeo se llevó a cabo en 2021 concebido como una muestra cíclica para registrar las vertiertes e irrupciones de esta expresión. Estuvieron incluidos diversos formatos, materiales, soportes, temáticas, nivel de abstracción, entre otras variantes dentro del dibujo en un mapa restringido al tiempo y el espacio.

Su primera edición contó con piezas de: Adriana Barrientos, Antonia Alarcón, Aranda Ortega, Basvra Fvtvra, Blanca González, Betty Árbol, Brenda Castro, Cindy Zetina, Clara de Webo, Dulce Chacón, Elisa Malo, Fabiola Espiga, Gala Navarro, Inari Reséndiz, Isabel Rivera Torres, Javiera Dolores Soledad, Jimena Medina, Jovan, Kayleigh Martin, María Magaña, Mili Herrera, Mónica Figueroa, Paloma Muy Kuay, Regina Hoyos, Rosita Relámpago, Sofía Robledo, Tamara D. Tamayo y Victoria Núñez Estrada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fogata de Furia

Julio 2021

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El enojo es motor, es furia, es pesadilla, es pesadumbre. El enojo que brota y que flota, que huele y sabe a hierro en la boca. Que pesa en la espalda al caminar y también empuja: cemento demoledor. Une fuerzas (y personas). Encauza, acusa, alebresta.

Fogata de Furia fue el resultado de una convocatoria lanzada por el dueto 2caprichosas (Carmen Serratos y Clara Potamu) y gestionada en colaboración con Islera. Fogata de Furia reunió obras creadas por, hacia, a través, desde y contra del enojo como una invocación a las furias internas, a los propios demonios para exorcizarlos, echándoles leña para ardan.

Con la participación de Agus, Andrea Ovalle, Alejandra Sieck, Bárbara Peralta, Carolina Berrocal, Carmen Serratos, Cindy Zetina, Christian Fajardo y Cristina Torres, Clara Potamu, Cuija Castelán, Diana Padilla Ríos, Drangonzito, Escurrires, Floresrosx, Isabel Rivera Torres, Jimena Medina, Lila Pesadilla y Gabriela Manzano, María Almanza, Marianita Roma, Mili Herrera, Natalia Millán, Nico Peor, Paola Medina, Sara Serratos, Sil Cerviño, Shari, Tamara D. Tamayo, Trilce Zúñiga Loya, Valentina Guerrero, Violeta Ortega Navarrete y Zyanya Arellano.

Con Permisa

Abril 2021

La casa es un espacio creado para ser habitado. La mayoría de las veces puede considerarse un refugio que nos abraza para protegernos de la crudeza del mundo exterior. Asimismo, es un receptáculo comunal que, a partir del habitar de nuestras cuerpas y subjetividades, resguarda recuerdos, sueños, secretos, miedos, ilusiones y una gran variedad de afectos. La espacia que en estos momentos ves, rodeas, pisas y sientes ha sido habitada por la misma familia desde hace más de tres generaciones. Teniendo en cuenta la potencia que implica estar paradas en este lugar surgen algunas interrogantes ¿cómo ocupar esta espacia desde nuestras diversas formas de ser? ¿cómo crear desde nuestras individualidades algo colectivo?           

Con Permisa es una experimenta de exhibición en la que La movimienta en colaboración con Islera invitó a 10 artistas a habitar este espacio. A partir de la cuerpa, la pensamienta, la relación entre lo público y lo privado, los sueños, la intuición, la magia, los afectos y las luchas, reactivaron de una forma nueva los rincones de esta casa. Así como las arañas tejen sus telarañas como una zona de seguridad, nosotras decidimos urdir una telaraña de trabajo colectivo, complicidad y apoyo con la finalidad de hacer visibles otras posibilidades de ser y hacer en un contexto voraz.

Con la participación de Anahí Juárez, Araceli Gutiérrez, Darinka Lamas, Fernanda Acosta, Julieta Gil, Lisbeth Solís, Milagros Rojas, Sara Chabela, Sara Vargas y Vera; esta ejercicia busca incitar a ocupar los espacios como contenedores colectivos que albergan individualidades y todo tipo de afectos. Buscamos dejar claro que ¡ya estamos aquí, vivas, diversas y unidas y no nos vamos ir!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cronofagia

Febrero 2020

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A escala colectiva los alimentos representan el nexo principal del humano con su entorno y fungen como contenedores de significado que conforman un sistema de comunicación capaz de expresar la imaginación colectiva. El acto de comer conlleva, como lo sugiere Roland Barthes, “un cuerpo de imágenes, un protocolo de usos, de situaciones y de conductas” que se declinan así en las maneras en que interactuamos como parte de un grupo, como en el medio a través del cual expresamos nuestros valores, gustos, rechazos, afinidades y aspiraciones. “El alimento tiene a cargo significar la situación donde se usa” pero también “tiende sin cesar a transformarse en situación”.

A modo de invitación a un viaje en el tiempo que solicita todos nuestros sentidos, Cronofagia pretende provocar experiencias inducidas de memoria involuntaria en aquellxs que la perciben y que la consumen. Mientras que las pinturas de Circe Irasema y la cocina textil de Ylia Bravo Varela nos hacen recordar con una nostalgia reconfortante los dulces y garnachas que disfrutábamos en la infancia, unas veces como recompensa, otras a espaldas de la figura de autoridad, Beth Barbosa estrecha lazos afectivos y entretiene una relación pacífica con el pasado a través de archivos familiares, recetas, y en este caso, un pastel.

Por su lado, los bodegones de Paulina Lozano nos traen de vuelta al presente al hacer visible lo que a veces queda velado por lo cercano y lo cotidiano: de ellos surgen series de reminiscencias urbanas fugaces que a todos nos resultarán familiares. Otro registro de familiaridad se plantea en la escultura de Chavis Mármol, quien tropicaliza con frutos provenientes del mercado antiguas visiones de ready-made, transportándonos hacia momentos fundadores de la historia reciente del arte, y reviviendo una forma de memoria colectiva. La pintura de Irving Cruz funciona como una pócima que encerraría el poder de provocar visiones vaporosas y nauseabundas, acudiendo a elementos de un imaginario onírico cruel, carroñero e inquietantemente actual.

Finalmente, el dúo Ingesta Corp propone una arqueología simbólica por medio de una invocación caramelizada de Ehécatl-Quetzalcóatl, dios del viento: al exhumar ritos teofágicos prehispánicos, nos permiten acceder a una dimensión ancestral de la memoria histórica común.